lunes, 13 de septiembre de 2010

LUNA SUIS AMICIS SALUTEM

Me invade una extraña tristeza, un sentimiento de vacío, de muerte. Anoche vi un sueño que prueba, querido andar del lobo, que justo lo que sucede en un sueño es mi interior. Créeme que no me mueve a escribir esto el afán de contradecirte, tú sabes que soy tu eterna admiradora.
A ti, querido Adonis, debo agradecerte el haber esclarecido la naturaleza de sueño, traté de estudiarlo durante noches y más noches, pero desde ese día que lo ví, no quiso volver a aparecer frente a mí. Despertar es morir, ya lo dijiste tú, porque la vida es sueño, el sueño es vida, despertar es muerte y la muerte es renacimiento.
Sueño ya se ha enlazado conmigo, le ofrecí un caldo de cultivo bastante rico y tomó presurosamente de todo; ahora sólo estamos él y yo, pintados con los mismos colores de los dulces ácidos e impregnados del mismo sabor frutal insípido. Llena de... nada me hizo guíar a parientes desconocidos y poco importantes a lo largo de un camino de asfalto cuberto con puentes en todas partes. Todo era solitario, oscuro, debajo de los puentes inspiraba peligro, yo caminaba despacio, con miedo, pero realmente no me importaba si algo me hacía daño, sólo quería llegar a mi destino. Llegué a un parador debajo de un puente; ahí me esperaban dos autos para continuar el camino. Encendí los dos y, al mismo tiempo, los moví para que estuvieran listos cuando todos regresaran. Yo esperaba a mis parientes que atendían no sé qué asuntos y noté que Sueño vistió de regaettonero a un joven que estudia Química farmacéutica en la UNAM y lo puso frente a mis ojos con un bebé recien nacido en brazos. Me pareció raro porque llevaba una gorra de Winie Pooh, así que me acerqué. Ya junto a él, pude ver al bebé envuelto en un cobertor morado. El bebé se veía tan indefenso, tan inocente que quise tenerlo en mis brazos, quería obtener de él un poco de su inocencia, de su vida pura y joven, de su espíritu incorrupto. El joven regaettonero accedió a dármelo. Lo cargué por un momento, escruté su rostro buscando el secreto de la vida, pero por alguna razón no podía encontrarlo. Le quité el cobertor, lo acosté en una mesilla que estaba cerca y lo escruté con mayor desesperación; no había nada que yo pudiera extraer. Descepcionada y aún más vacía de lo que ya estaba, lo envolví de nuevo en la cobija morada. Al terminar, me di cuenta de que el cobertor que inicialmente era de algodón se había convertido en plástico morado y de que había envuelto totalmente al bebé en él. De un instante a otro supe que lo estuve asfixiando todo ese tiempo y tenía la esperanza de que aún su aliento viajara por su cuerpo, quizá un último aliento, sólo quería verlo respirar su inocencia, quería ver pasar su espíritu una última vez. Ví la silueta de su carita detrás del plástico, éste se movía de arriba hacia abajo ya con mucha dificultad. Lo desenvolví rápidamente. Sus ojos estaban inmóviles, tenía una mueca de desesperación, estaba quieto; su piel, antes tersa y limpia, se había cubierto de un tinte morado y manchas rojas inundaban su rostro; lo tomé entre mis brazos de nuevo, quise que despertara, sentí sus piernitas mojadas... era un muñeco frío y sin vida. No podía seguir viéndolo, cada instante frente a él me recordaba mi propia muerte, su rostro cianótico se había internado en mi pobre espíritu ya agonizante. Lo cubrí de nuevo con el plástico y Sueño hizo que yo, como el niño, muriera.
Desperté invadida de una "extraña tristeza, de un sentimiento de vacío, de muerte"...
Amigos queridos, el niño murió sin que yo pudiera ver su espíritu, sin que pudiera transmitirme algo de su pureza y su inocencia. El vacío y la tristeza que siento se deben a que no pude ser un receptáculo adecuado para todo lo que él me ofrecía. En estos casos uno se pregunta si realmente es un ser digno de la vida, o un ser digno de la muerte, o un ser digno del renacimiento... si realmente es un... ser.
Sin más que decir: Amo vos, dulces sueños...

viernes, 3 de septiembre de 2010

LUNA AMICIS SUIS SALUTEM

He vuelto a soñar. Estaba tan preocupada porque desde hacía semanas ningún sueño se me había aparecido; y es tan importante para mí soñar... me gusta tanto como la vida, pero de otra manera. Los sueños son un espejo de mi interior... ¿un espejo?, un momento, SON mi interior hablando fuerte y claro. En ellos puedo ver nitidamente eso que sé que existe pero que no puedo describir ni definir. Es una paradoja: "puedo ver nitidamente algo que no es ni está claro para mí...". Sí... volví a soñar, pero esta vez fue un poco diferente. He reparado en que yo no soy quien sueña... bueno, claro que dicho de esa manera se oye tonto e ilógico; dirán: "si no eres tú, ¿entonces quién?", pero verán: yo no puedo hacerlo... es algo que simplemente sucede, y de las más variadas formas. Creo que el hecho de que soñar sea un verbo personal responde sólo a que es un suceso íntimo, del que nadie más se entera, excepto el huésped, ese donde se aloja el sueño sin permiso ni aviso, es decir, el sujeto no es quien lo realiza, sino quien se entera de que sucede; en algún momento, el sueño (porque así se me hace más cómodo llamarle dado que no tengo más elementos descriptivos para darle otro nombre) se introduce en el huésped que ha elegido. Evidentemente, se trata de un ser primigenio, uno que acaba de surgir del mundo de las partículas sutiles, o que acaba de salir de él... quiere convertirse en algo nuevo... crecer, desarrollarse, tal vez, o quizá, sólo le gusta observar y crear. Elige un huésped y entra en él. Entre sus particularidades está que puede pintar, dibujar, plasmar... plasmar en todas direcciones y de todas las maneras, con todos los sentidos y con todas las herramientas que le da el huésped. Así, de ese mundo desordenado en el que ha entrado, él obtiene una armonía increíble, jala un color de aquí, un sentimiento de allá, arrastra un deseo de este lado, y un miedo del otro. Pinta aquí tus ojos para que puedas ver y verte, saca a tu mascota de la infancia o a aquella que viste pero que has olvidado, jala las nubes, los edificios, los autos... llena de frustración un ecenario... llena este otro de locura: es una obra maestra. Y de pronto ya tiene un bosque totalmente vacío o el mar inmenso asustándome con una tormenta y mis ojos sobre él. Arrastra a las personas hacia mí... quizá a una sola, arrastra colores inimitables, aromas no recordados, arrastra la vida misma ante mis ojos. Y noto que se divierte... lo sé porque anoche lo sentí... sentí que lo hacía, sentí que no era yo, era algo más. Noté que corría de un lado a otro sin ningún obstáculo, se movía como en su lugar, acomodando cosas aquí y desordenando cosas allá. Sin que me viera lo seguí, porque él puso mis ojos ahí y los dejó libres para mostrarme su obra, pero no se cubrió lo suficientemente bien. Lo ví y sonreí... era simpático. En cuanto vio que lo veía a él y no a su obra, se ocultó y borró mis ojos. Desperté. Hubo un instante... ese intante en el que recuerdas y sabes que al siguiente segundo olvidarás lo que pasó... no lo permití, repetí las imágenes, las convertí en ideas y las seguí repitiendo hasta memorizarlas. Ahora ya casi no queda nada del recuerdo real, se ha ido borrando poco a poco desde que desperté, sólo me quedan las ideas. Lástima por eso. Ahora sólo quiero volver a ver suceder un sueño. Fi somne meo... Descansen queridos amigos y que sus noches se llenen de sueños.