lunes, 1 de febrero de 2021

Encuentro

 Soñé que te encontraba. Eras el único que inspiraba confianza entre todos los rostros embusteros del salón. Estabas tranquilo, respondías con cortesía los saludos de los colegas y después volteabas a observar el mundo, tu mundo, con el que siempre te maravillas y me maravillas.

La visión de ti me devolvió el espíritu, que siempre sale de mí cuando emprendo algún proyecto nuevo, grande o pequeño. Tus ojos se detuvieron en los míos y sonreíste. Moviste tu mochila de tu lado para que pudiera sentarme junto a ti. Conversación trivial nos acompañó hasta el comienzo del curso. 

La instructora, "eminente" señora, funcionaria, inició: "en este curso vamos a aprender a bendecirnos...". Tú y yo nos miramos, sabíamos que estar ahí era una pérdida de tiempo. No podíamos hablar, pero yo sabía lo que había en tu mente "¿qué estamos haciendo aquí? nuestro presente, nuestro futuro, se están escapando ¿EN ESTO?"

Tu mano me indicó la retirada. Salimos a prisa del edificio y cruzamos la reja. Reíamos a carcajadas por lo descabellado de la situación que acabábamos de presenciar.

Afuera calentaba levemente el sol y un viento ligero refrescaba.

Sentados en la banqueta, comimos galletas con ajonjolí. 

Tú eras el de siempre: dulce, libre, apacible. 

Yo, en ese preciso instante, era feliz.

lunes, 1 de abril de 2013

¡Qué cosa tan hermosa es el amor! Promete penetrar el corazón... nunca queda en deuda. Despacio y en silencio penetra la piel; la marca, queda roja, a veces morada. Dicen que en el amor el umbral del dolor aumenta y es cierto, muy cierto. Pronto ya no es sólo piel enrojecida, los músculos se abren, la sangre brota. Es amor, sólo amor. En algún momento comienza a doler más de lo normal, los músculos ya están abiertos y siguen las visceras; tal como la piel se enrojecen. Pero es amor, sólo amor. Una duda revolotea alrededor, ¿sigue siendo amor? Por supuesto, el amor lo resiste todo: es amor.
De las visceras brota sangre también... cuando todo deja de funcionar y la muerte acecha ya es una verdad absoluta e irrefutable: es amor.

lunes, 22 de octubre de 2012

En algún momento de mi vida me quejé de la atención que no me prestabas; de las muchas horas y muchos días que pasabas fuera y de aquellos que pasabas en casa, cual ausente, mirando la tele como embelesado, sin que nadie a tu alrederor existiese. Me quejé de mí misma, porque en algún momento el dolor de no tenerte se convirtió en indiferencia. ¿Qué clase de monstruo podía ser yo si sólo sentía indiferencia? Una indiferencia que a ratos se convertía en nostalgia; a momentos era un deseo inexplicable por darte otra oportunidad, por amarte aunque yo no tuviera la certeza de que tú me amabas. Muchas veces te escribí cartas como ésta, cartas que nunca verías. Algunas estaban impregnadas de sentimientos encontrados que incluían odio. Cuando recuerdo esas desafortunadas épocas no puedo más que pensar: "Pobrecilla muchachita, mucho te faltaba aun para digerir todo el enredo en que te había metido ese padre que te tocó".

Pero ahora que me ha alcanzado una edad en la que estoy a la mitad de la adolescencia y la madurez, ahora que las personas correctas se han puesto a mi lado y he decidido qué clase de persona quiero ser, me doy cuenta de que tú distas mucho de eso en lo que yo quiero convertirme. Me doy cuenta que yo disto mucho de eso que tú eres. Gracias a esa prolongada ausencia, física y espitual, yo no soy una persona prejuiciosa, soez, egoista ni falsa; aunque no tengo ninguna garantía de lograrlo, como cualquier persona, intento mirar siempre de frente al otro, respetándolo sólo porque merece respeto, e ignorando a aquel que ha demostrado no merecer mi atención.

Gracias a que no estuviste conmigo cuando aprendí a leer, pude elegir a mi gusto los libros que quise y ellos me enseñaron, como pudieron, el mundo que, aunque yo no podía ver, podía sentirlo.

Gracias a que no estuviste conmigo cuando me enamoré por primera vez, pude hacerlo libremente, sin escuchar tus recriminaciones hacia cualquier clase de amor no heterosexual.Cuando las escuché, yo ya estaba muy lejos de ser un individuo al que pudieras moldear con tus ideas retrógradas.

Gracias a que no estuviste conmigo cuando salía de la escuela, pude irme muchas veces a comprar libros, a pasear por los museos y a conocer la ciudad que contigo llegué a recorrer sólo en un auto mientras tú escuchabas música a todo volumen. Casi parecía que lo hacías a propósito para no escuchar a nadie y para no tener que decir nada.

Gracias a que no estuviste conmigo cuando lloraba por un amor, pude tomar desiciones libres, manejar mis relaciones aprendiendo de mis errores, cambiando muchas veces de perspectiva, pensando largamente lo que quería, sintiendo y disfrutando en mi pecho dolor y alegría por igual.

Gracias a que no estuviste cuando hice mi solicitud para entrar a la Universidad, pude aventurarme por caminos inexplorados hasta entonces en mi vida. Conocí personas que ni siquiera sabes que existen, personas que me marcaron de muchas maneras, que me ayudaron, me enseñaron o me dañaron.

Gracias a que no estás conmigo ahora, puedo saber que, si no estoy salva de ciertos rasgos de tu personalidad, estoy lejos de ser lo que tú quisieras que fuera, como tú quisieras que fuera. Soy yo, así, simple. Y aunque esa probrecilla muchachilla a veces todavía sale a hacer estragos, hay quien puede tranquilizarla haciéndole saber que ella es lo que debe ser: una persona conciente de sí misma y conciente de la necesaria evolución que debe emprender. Después de todo, no ha sido tan malo que estuvieses lejos.

jueves, 19 de abril de 2012

El regalo

¿Alguna vez has querido entregarle a alguien el regalo más sublime que jamás le has dado a nadie, y no sabes exactamente cuál es ese regalo? o, de saber cuál es, ¿no sabes cuál es la mejor manera de dárselo? :( A veces siento que lo tengo, pero que no es lo suficientemente perfecto...

miércoles, 19 de octubre de 2011

A Nadie

Que bien se siente percatarme de que hemos crecido tanto, de que los cambios no fueron en vano; que bien se siente percatarme de que no hemos terminado de crecer, de que la vida nos reserva mucho por superar, mucho por escuchar, mucho por amar. Desde aquí, en donde quiera que estés, hoy te amo.

miércoles, 25 de mayo de 2011

El final

Ha llegado el final. Apenas logro vislumbrar que ya está aquí, que es inminente, inevitable, aplastante. Es hora de un cambio, de muchos cambios, la gran parte de ellos, dolorosos. Estoy a punto de emprender un proyecto en aras de lograr esos cambios tan necesarios. Sin embargo, aún mi alma se resiste a dejar esta página; y de eso me doy cuenta simplemente porque apenas se me está moviendo el piso, pero todavía no sufro en verdad lo que sigue. No me malinterpreten, con "sufrir" no quiero decir que el cambio sea malo, pero sé bien que me va a doler mucho. Sola, es la única manera de que salga lo mejor o lo peor de mí; cualquiera de las dos cosas está bien, el punto es conocerme, hacerme conciente de eso que he sido pero que no me he tomado el tiempo de conceptualizar internamente. Ser responsable, cerrar mi ciclo, eso es lo que quiero. Debo mudarme, borrar las marcas que deben ser borradas. Algunas las conservaré, de otras no me podré deshacer aunque quiera.

jueves, 14 de abril de 2011

Quiero amar tus ojos brillantes... tu mirada que me dice tantas cosas; quiero amar tus labios que se mojan con frecuencia, tu sonrisa, tu frenética risa.
Quiero amar tus manos que furtivamente tocan la palma de mi mano, buscando mi caricia; quiero amar tus piernas que se aferran a mi cuerpo, tus brazos que me estrechan cuando quieren. Quiero amar tu silencio, tus lágrimas, tu tristeza... tus lágrimas rodando en tus mejillas y tus labios. Quiero amar tu cama, espacio divino, sureal. Quiero amar tu locura, quiero amarte con locura, quiero que seas todo.