sábado, 26 de junio de 2010

A Nadie

No sé exactamente por qué te miré, por qué me pareciste... así, de esa manera que no puede explicarse con palabras. Entrabas al salón muy temprano con ese aire indiferente, llevabas el cabello amarrado pero se notaba que era lacio. A veces te veía entrar, a veces no. A veces sólo te veía mientras me acercaba a la puerta del salón, trataba de mirarte disimuladamente, quizá sólo un instante pues siempre tenías esa expresión severa y después me dirigía a mis amigos, a esos niños tan simpáticos y normales.
De pronto en la clase escuchaba tu voz, sabía que eras tú, lograba distinguirla entre todas pero no me atrevía a mirarte. Una vez me atreví y tú te quedaste con la mirada fija en mis ojos, estabas completamente serio, no gesticulabas, tus ojos tenían algo extraño, y eso extraño me asustaba, sentí cierta hostilidad, pero no era hostilidad, era otra cosa, era algo atrayente y aterrador. No pude sostenerte la mirada por mucho tiempo, agradecí que entrara el maestro. Mi corazón latía rápido. Y pasado el tiempo comenzaste a tratarme, a mostrarme que había más en esa mirada, te hiciste amable, gracioso y me inspirabas algo de desconfianza. Eso en tu mirada nunca desapareció. Lo tenías cuando me abrazabas... las primeras veces yo me quedaba quieta e inmóvil, sonreía nerviosamente, no sabía cómo decirte que me incomodaba que hicieras eso... pero la verdad no quería decírtelo, me incomodaba porque me agradaba. Amaba que platicaras conmigo, que lo hicieras con tanta curiosidad, tú querías saber qué cosas había dentro de mí y yo nunca he sido buena conversadora, ahora creo que no decía cosas coherentes ni tampoco impresionantes para ti. Pero eso no importaba, tú sabías leer mis ojos, lo supiste desde siempre, sabías mejor que yo lo que estaba sintiendo, y ¿sabes amor? eso me asustaba y a la vez era lo que hacía que comenzara a amarte. También amaba tus palabras y tus silencios, tus sonrisas, cuando salían de ti, y esos momentos tuyos de locura. Cuando te separaste de mí quise atenuarte, quise pensar que no era nada, que no eras nada, que no eras nadie. No pude. Caminaba sola con mi mente a tu lado y tu estado de ánimo era el mío. Pude desprenderme un poco y después lo hice de tajo como siempre en esas situaciones. La segunda vez que me enamoré de ti ya no fue por curiosidad. Eras tú, eran tus ojos siempre vivos, tus preguntas, era yo, eramos los dos, eran esas clases aburridas que nos daban la oportunidad de conversar... nunca he sido buena conversadora, pero tú siempre me has mirado a los ojos. Nunca dejaste de darme un poco de miedo, ni siquiera cuando bajo la sombra de ese árbol me dijiste que tú me apreciabas mucho (sabías que me daba miedo, por eso dijiste "te aprecio muchísimo" y no, "te quiero muchísimo" para que no se me hiciera la situación cada vez más extraña) y, sin embargo, en ese ambiente enrarecido (porque todo era raro ahí, todo era como de otra dimensión, creado con magia, con algo desconocido), yo no podía ignorar que amaba esos ojos que me miraban, que amaba esa magia que creabas, que te amaba a ti, fuente continua de una vida rara, una vida que tiene algo de muerte, una vida que hoy amo. Hoy te amo... desde aquí, en donde quiera que estés...

jueves, 24 de junio de 2010

Anatomía facial


Esta es una copia de una lamina de los músculos faciales que encontré en el Anatomía Humana descriptiva, topográfica y funcional de Rouvière Delmas. Con ella no violo ninguna ley ya que la hoja dice: "Fotocopiar sin autorización es un delito" pero no dice que copiarla lo sea.
Lo que me animó a realizar un dibujo biológico como dios manda es: primero, que mi hermana empieza su internado este domingo y la verdad (aunque no quisiera empezar con sentimentalismos, pero es necesario para decir la razón que me animó a hacer el dibujillo) la quiero mucho y la admiro mucho también (porque la verdad yo no me atrevería a trabajar TODOS los días durante un año con tres noches a la semana); segundo, porque recordé que el señor Apocalipsis desea estudiar medicina algún día (bueno, psiquiatría) y tiene que empezar con el estudio de Anatomía. Espero que para algo más sirva la laminilla, aparte de divertirme y entretenerme un rato.
Y por cierto, ésta es la primera vez que hago bien un dibujo biológico... tenía la materia en la vocacional, pero siempre copiaba todo con papel carbón y entregaba mis dibujos todos manchados por el carbón y la verdad muy malechotes. El maestro me ponía diez sólo porque era un pervertido...

Conciencia ecológica

El link de abajo lleva al trabajo de unos amigos que estudian comunicaciones. Con sus spots buscan crear conciencia ecológica y creo que su trabajo es muy valioso. Chéquenlos y póngamos manos a la obra para detener el cambio climático.

nadadenadaosi: spot para propaganda 3#links

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lunes, 21 de junio de 2010

Neuma y Logos

Del amor a la filología, estás lúcido, Horacio. La culpa la tiene Morelli que te obsesiona, su insensata tentativa te hace entrever una vuelta al paraíso perdido, pobre preadamita de snak-bar, de edad de oro envuelta en celofán. This is a plastic's age, man, a plastic's age. Olvídate de las perras. Rajá, jauría, tenemos que pensar, lo que se llama pensar, es decir sentir, situarse y confrontarse antes de permitir el paso de la más pequeña oración principal o subordinada. París es un centro, entendés, una mandala que hay que recorrer sin dialéctica, un laberinto donde las fórmulas pragmáticas no sirven más que para perderse. Entonces un cogito que sea como respirar París, entrar en él dejándolo entrar, neuma y no logos. Argentino compadrón, desembarcando con la suficiencia de una cultura de tres por cinco, entendido en todo, al día en todo, con un buen gusto aceptable, la historia de la raza bien sabida, los períodos artísticos, el románico y el gótico, las corrientes filosóficas, las tensiones políticas, la Shell Mex, la acción y la reflexión, el compromiso y la libertad, Piero della Francesca y Anton Webern, la tecnología bien catalogada, Lettera 22, Fiat 1600, Juan XXIII. Qué bien, qué bien. Era una pequeña librería de la rue du Cherche-Midi, era un aire suave de pausados giros, era la tarde y la hora, era del año la estación florida, era el Verbo (en el principio), era un hombre que se creía un hombre. Qué burrada infinita, madre mía. Y ella salió de la librería (recién ahora me doy cuenta de que era como una metáfora, ella saliendo nada menos que de una librería) y cambiamos dos palabras y nos fuimos a tomar una copa de pelure d'oignon a un café de Sèvres-Babylone (hablando de metáforas, yo delicada porcelana recién desembarcada, HANDLE WITH CARE, y ella Babilonia, raíz de tiempo, cosa anterior, primeval being, terror y delicia de los comienzos, romanticismo de Atala pero con un tigre auténtco esperando detrás del árbol). Y así Sèvres se fue con Babylone a tomar un vaso de pelure d'oignon, nos mirábamos y yo creo que ya empezábamos a desearnos (pero eso fue más tarde, en la rue Réaumur) y sobrevino un diálogo memorable, absolutamente recubierto de malentendidos, de desajustes que se resolvían en vagos silencios, hasta que las manos empezaron a tallar, era dulce acariciarse las manos mirándose y sonriendo, encendíamos los Gauloises el uno en el pucho del otro, nos frotábamos con los ojos, estábamos tan de acuerdo en todo que era una vergüenza, París danzaba afuera esperándonos, apenas habíamos desembarcado, apenas vivíamos, todo estaba ahí sin nombre y sin historia (sobre todo para Babylone, y el pobre Sèvres hacía un enorme esfuerzo, fascinado por esa manera Babylone de mirar lo gótico sin ponerle etiquetas, de andar por las orillas del río sin ver remontar los drakens normandos). Al despedirnos eramos como dos chicos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres los tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza, y se sabe que uno se llama Tony y la otra Lulú, y basta para que el corazón sea como una frutilla, y...
Horacio, Horacio.
Merde, alors. ¿Por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegíaco en que ya sabemos que el juego está jugado.


Y aquí termina el capítulo 93 de Rayuela. La Maga, la chica de la que habla, Babylone, es neuma y Horacio es Logos... paradojicamente Horacio busca ser neuma, por eso busca a la Maga; sin embargo no lo logra... no pasa de su cuerpo, de su risa. :) Me gusta.

martes, 15 de junio de 2010

... las Perras negras... otra vez

... Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan como pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a las perras negras? Miralas ahí en ese poema de Nashe, convertidas en abejas. Y ahí, en dos versos de Octavio Paz, muslos del sol, recintos del verano. Pero un mismo cuerpo de mujer es María y la Brinvilliers, los ojos que se nublan mirando un bello ocaso son la misma óptica que se regala con los retorcimientos de un ahorcado. Tengo miedo de ese proxenetismo, de tinta y de voces, mar de lenguas lamiendo el culo del mundo. Miel y leche hay debajo de tu lengua... Sí, pero también está dicho que las moscas muertas hacen heder el perfume del perfumista. En guerra con la palabra, en guerra, todo lo que sea necesario aunque haya que renunciar a la inteligencia, quedarse en el mero pedido de papas fritas y los telegramas Reuter, en las cartas de mi noble hermano y los diálogos del cine. Curioso, muy curioso que Puttenham sintiera las palabras como si fueran objetos, y hasta criaturas con vida propia. También a mí, a veces, me parece estar engendrando ríos de hormigas feroces que se comerán el mundo. Ah, si en el silencio empollara el Roc... Logos, faute éclatante! Concebir una raza que se expresara por el dibujo, la danza, el macramé o una mímica abstracta. ¿Evitarían las connotaciones, raíz del engaño? Honneur des hommes, etc. Sí, pero un honor que se deshonra a cada frase, como un burdel de vírgenes, si la cosa fuera posible. ...

Otro fragmento del capítulo 93 de Rayuela... espero que no sea aburrido. Pronto publicaré el final. Hoy debo estudiar.

lunes, 14 de junio de 2010

Palabras, perras negras, me mordisquean y se apoderan del mundo... a veces son tan molestas.

Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en una ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos y los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdóname. Me estás alcanzando una manzana y yo dejé los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero. Fíjate. Pero fíjate bien, porque no es gratuito.
¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. [...] De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res...


Es un fragmento del capitulo 93 de Rayuela... uno de mis favoritos. Está incompleto para no aburrir a nadie y porque ya debo irme a cenar para dormir. Luego continuará, por aquellos que quieran sabe qué sigue y para no dejar la idea incompleta.

miércoles, 2 de junio de 2010

Respirar profundo

Quería respirar profundo; pensé que así se mitigaba un poco el dolor de pecho, el dolor de garganta, el dolor de cara, ese dolor que se instala en los músculos laterales del cuello, que va de los hombros a la cabeza y que se continúa en los ojos. Malditos dolores, respirar sólo los ahoga, no los apaga. Pensar... pensar... no sé qué los provoca, a veces me dan risa, una risa inexplicable. Y entonces me descubro con esa sonrisa torcida... la mitad de la boca sonriendo y la otra sólo sintiendo el dolor. Parece que ya pasa pero no pasa... y ya mejor me callo, si no hay quien dice que lo mío no es un blog, sino un traumablog. MMM. No es que no tenga cosas buenas que escribir, las tengo, pero esas no quiero sacarlas de mí. En cambio las malas es necesario escribirlas para purgarme un tiempo. Quizá sí nos parecemos un poco, en lo quejumbrosos.