miércoles, 12 de mayo de 2010

"La muerte sabe amarga porque es nacimiento..."

Los griegos y Emil Sinclair conocían eso que todos presentimos... que todos deseamos en algún momento de nuestra vida (o quizá toda la vida) y que también desdeñamos a veces huyendo aterrados por la idea. Ya lo sentía Emil cuando comenzaba a salir del mundo claro para entrar a ese mundo oscuro y pútrido, no por eso despreciable: Descubrí el gusto de la muerte; y la muerte sabe amarga porque es nacimiento, porque es miedo e incertidumbre ante una aterradora renovación. Los griegos también lo sabían, Dioniso es testigo de esto, él es la cara de la muerte aterradora y violenta que lleva a una nueva vida llena de vid, leche y miel. Aunque pensandolo bien, la vid, la leche y la miel no se oponen a la muerte aterradora, son parte de ella, Emil lo sabe... la disfruta, porque la muerte es un éxtasis. No hay vida sin muerte, por eso todo el que no reconoce a Dioniso es destruido por completo. Morir da miedo; a veces abrazo la muerte con toda la dulzura del chocolate, me tiro al suelo y dejo libre a mi cuerpo para que ella haga de mí lo que quiera... siento dolor, pero eso sólo aumenta el éxtasis. Sin embargo hace poco fui una cobarde, porque sólo un cobarde no es capaz de entregarse a la muerte; huí por bastante tiempo de ella y aún la veo con recelo, sin embargo he comprendido que ya me tiene en sus manos, me toca despacio y violentamente a la vez, duerme conmigo, me dice cosas en sueños... me ha sacado una leve sonrisa.

1 comentario:

  1. Muerte y vida son una y la misma cosa... opuestas, pero siempre vinculadas. Una vida, una muerte.

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